Ante la creciente presencia de personas y familias indígenas en el medio urbano, la Comisión Estatal de Pueblos Indígenas (Coepi) ha atendido a lo largo de toda la administración a los Asentamientos Indígenas Urbanos, en los cuales implementó la Mesa de Gobernanza, para dar seguimiento a las políticas públicas en favor de estas comunidades.

En el programa Logros con Valor, la titular de la Comisión Estatal de Pueblos Indígenas (Coepi), María Teresa Guerrero Olivares informó que la Mesa de Gobernanza es un espacio único para establecer la política pública y su seguimiento, por lo cual ha sido el eje conductor para el trabajo directo con cuerpos de gobierno en las comunidades indígenas urbanas.

A su vez, el jefe del Departamento de Comunidades Indígenas Urbanas, Agustín Andreu, explicó que a través de Napawika Nochaba se trabaja de manera directa con las comunidades indígenas de las ciudades para atender sus necesidades y la Mesa de Gobernanza se creó en el marco de este programa.

“La Mesa de Gobernanza nace de la necesidad que tienen las gobernadoras y los gobernadores indígenas de estar en comunicación. Las gobernadoras nos traen a nosotros esta inquietud de tener un espacio para platicar y de ahí surge”, expresó.

Dijo que en principio reunió a gobernadoras y gobernadores de las 17 comunidades identificadas en ese momento y actualmente alberga a las y los 25 autoridades o representantes indígenas que existen en la ciudad de Chihuahua.

“Es un lugar en el que también ellas y ellos se capacitan porque de distintas instituciones nos acompañan para capacitarlas en cuanto a violencia de género, salud sexual y reproductiva, ahora con el tema de la pandemia la Secretaría de Salud ha estado muy cerca de la Mesa”, agregó.

Indicó que sirve también como termómetro para ver cómo están funcionando los programas y los acompañamientos en las comunidades.

Con respecto a otras acciones en favor de las y los habitantes de los asentamientos, el jefe del Departamento de Comunidades Indígenas Urbanas, señaló que en un inicio se elaboraron censos, porque para poder trabajar y abordar las problemáticas comunitarias “debíamos saber quiénes somos, cuántos somos, en dónde vivimos, a qué nos dedicamos, cuáles son nuestras principales preocupaciones como comunidad”.

Como resultado, explicó, se tuvo precisión sobre la distribución de la población indígena en la ciudad para conocer en dónde están las comunidades, cuáles son las más grandes y cuáles tienen el mayor número de niñas y niños.

Detalló que se elaboraron diagnósticos comunitarios divididos por edades, en donde de manera recurrente las niñas y niños querían tener acceso a actividades deportivas, artísticas y culturales; los adolescentes solicitaron oportunidades de capacitarse laboralmente y participar en torneos deportivos, mientras que las mujeres pidieron oportunidades laborales y para capacitarse.

Con todo ese universo de necesidades se conformó una mesa de trabajo interdisciplinaria entre varias secretarías del Gobierno del Estado, para crear una oferta de oportunidades.

Expuso que el programa piloto se puso en operación durante seis meses en la comunidad El Oasis, que es una de las más numerosas de la ciudad de Chihuahua, donde se generaron actividades deportivas y culturales para las niñas y niños, capacitación para el trabajo para los jóvenes, prevención de adicciones.

Para las mujeres se crearon grupos de acompañamiento psicosocial donde tuvieron un espacio para dialogar sobre la problemática de ser mujer, ser madre y ser indígena.

Luego de seis meses, el programa se replicó en comunidades como la Díaz Infante, Carlos Arroyo, Tarahumara, Pájaro Azul y Pino Alto.

 “A lo largo de cinco años el programa fue operando de manera muy exitosa en las comunidades y logramos todos juntos como equipo y como comunidad, hacer avances muy significativos, principalmente con el trabajo con niñas y niños”, concluyó.