
La cirugía se la realizaron en el Hospital General Regional (HGR) No. 1, Morelos, y
las quimioterapias en la UMAA No. 68; ambas del IMSS ubicadas en la Ciudad de
Chihuahua.
Sentada frente al espejo se toma el tiempo para maquillarse; posteriormente
se peina y arregla pausadamente su cabellera, para después colocarse
poco a poco varios accesorios para resaltar su belleza. Así es Olivia Valles
Rubio, de 50 años de edad, coqueta por naturaleza, pero sobre todo una
guerrera.
A casi cinco años de una mastectomía (que es la extirpación total del seno),
mediante la cual le retiraron un tumor canceroso y 11 ganglios en la axila
para evitar una metástasis (la migración de células cancerosas a otros
lugares del cuerpo para formar nuevos tumores), comparte su experiencia
de cómo salió adelante tras habérsele detectado cáncer de mama.
Gracias a una intervención oportuna realizada el 3 de junio del 2013 en el
Hospital General Regional (HGR) No.1, Morelos, del Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS) en Chihuahua, logró salvar su vida y fortalecer su fe.
Olivia es originaria del municipio de Hidalgo del Parral, tiene tres hijos (de
33, 28 y 23 años); recibió cuatro quimioterapias, así como un tratamiento
exitoso en la Unidad Médica de Atención Ambulatoria (UMAA) No. 68 del
IMSS, ubicada igualmente en la capital del Estado.
Tras esta experiencia no deja ni un momento de agradecer a Dios por esta
nueva oportunidad de seguir adelante, compartiendo con quienes lo
necesitan una esperanza ante la adversidad y la enfermedad en los
diferentes foros que le ofrecen, tanto en la ciudad de Chihuahua, como en
su natal Hidalgo del Parral, en donde exhorta a las mujeres a realizarse la
autoexploración y el estudio oportuno de mastografía.
Olivia reconoce que fue duro enfrentar el diagnóstico, detectado tras una
biopsia que salió positiva a cáncer. Fue ahí cuando le dijeron que lo más
probable es que se le retirara el seno, por lo que tenía que ser fuerte. Se
quedó en shock; emocionalmente estaba devastada.
“No lo podía creer. Cuando hablan de cáncer, uno lo relaciona con muerte,
pero fue tanta mi fe que tengo en Dios, que me permitió salir adelante y
enfrentar con determinación la enfermedad”, relata.
Pero no estaba sola, además de su fe, tenía a su familia, en especial a sus
tres hijos que hacían todo lo posible por mantenerla alegre y tranquila,
llenándola de detalles. Con la voz entrecortada, recuerda que en uno de los
momentos más difíciles uno de sus hijos le manifestó “madre… yo daría mi
vida a cambio de la tuya”, lo cual fue sumamente alentador.
De todo el proceso de la enfermedad, quizás lo más difícil fue cuando
comenzó a caérsele el cabello debido a las quimioterapias. Lloró pero
comprendió que el cabello crece y no se compara con la pérdida de un ser
querido, como le ocurrió a una de sus amigas, que en ese momento había
perdido a uno de sus hijos. “Esa fue una gran sacudida. Fue entonces
cuando pensé: yo aquí estoy ahogándome en un vaso de agua, cuando hay
cosas más fuertes como la muerte… además, uno de mis hijos
constantemente me repetía: madre, tú eres hermosa con pelo y sin pelo.
Eso me daba consuelo”.
“Esta experiencia me ha dejado muchas vivencias muy bonitas, tanto con mi
familia, amigos, médicos y enfermeras del IMSS. Estoy agradecida con
Dios, por eso comparto mi experiencia. Yo he tomado la enfermedad con
mucho positivismo, porque cuando uno la toma negativamente es cuando
se deja caer. Yo siempre con mi fe por delante, siendo positiva”.
Finalmente, Oliva hizo hincapié en el cáncer definitivamente la fortaleció y
sentenció que el haber perdido un seno “no me hace ser más o ser menos;
yo sigo siendo la misma mujer. Yo no valgo más ni menos, valgo por lo que
soy: una guerrera”.
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